viernes, 31 de agosto de 2012

Llevemos el apellido con dignidad.

Cuando nos hacemos hijos de Dios, entramos a la posibilidad de las promesas o herencias de Dios, antes no. Una de las promesas de Dios es que lleguemos a ser su esposa, pues hemos de decir que aunque todos conformemos la iglesia de Dios, no todos van a conformar la esposa de Dios. Como vimos hace unos días el cielo está dividido en tres, y al tercer cielo sólo entra la esposa.

Si vamos a ser la esposa del Señor, tenemos que cumplir con los requisitos, no se puede llegar a ser la esposa del Señor sólo porque lo queremos o sólo porque él ha dado una promesa para ello. Y, si el ser parte del pueblo de Dios, de los hijos de Dios, son los primeros requisitos, otro más es vivir con dignidad y con limpieza, santidad, orden, disciplina, y responsabilidad para honrar el apellido del Señor. No podemos esperar ser la esposa del Señor si vivimos haciendole la vida imposible a otras personas, si vivimos en estado de dependencia de otras personas. En lo natural la reina, la princesa, vive con dignidad para que el Rey no sea avergonzado, con tanta más razón si queremos llegar a ser la esposa del Señor, hemos de vivir aquí en ésta tierra con la frente en alto, dando frutos de bondad, dando buenos ejemplos, cumpliendo con nuestros deberes. No se trata de que como la otra vida es espiritual, aquí ya no vamos a lavar un plato o no vamos a salir a ganarnos el dinero... "porque nos estamos preparando para ser la esposa del Señor". NO. Si aquí no lavamos el plato que nos corresponde, ni salimos a trabajar para ganarnos el sustento como nos corresponde... JAMAS llegaremos a ser la esposa del Señor. Lo material es lo material, y lo espiritual es lo espiritual, pero, no podemos ni debemos dejar de hacer lo que nos corresponde en cada uno de esos renglones porque de lo contrario nos descalificamos nosotros mismos.

Cuando Rut tuvo que trabajar, trabajó; cuando tuvo que ser la esposa de Booz, fue la esposa de Booz. Estaba en éste mundo y tenía que hacer lo que se hace en éste mundo. Jesús cuando tuvo que hacer de carpintero lo hizo, y cuando tenía que hacer de espiritual también lo hizo, pero todo en su tiempo. Pasar todo el día leyendo la biblia, sólo porque queremos llegar a ser la esposa del Señor NO NOS CALIFICA PARA ELLO, pues no podríamos llvar el apellido del Señor con dignidad. Meditemos.

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