jueves, 16 de agosto de 2012

La relación Dios-Hombre.

No es difícil encontrar en las escrituras la forma idónea de comunicación entre Dios y el hombre. Cuando vemos en Génesis que Dios bajaba todos los días a hablar primero con Adán, y luego con Adán y Eva, vemos una relación personal, íntima, directa, y sin intermediarios (vea Génesis 3:8).

Luego vemos en tiempos más cercanos a nosotros, aproximadamente mil años después de Adán, la relación que tenía Dios con Noé. Nos narra Génesis 6 que Dios bajaba a hablar con Noé, porque Noé encontró gracia delante de sus ojos (ver Génesis 6:8). Fue así como en persona le explicó la forma y materiales del arca que había de construir (ver Génesis 6:15). ¿Cómo era entonces la relación Dios-Noé, era personal, íntima, directa, y sin intermediarios. Años más adelante a Adán y Noé pero más cercanos a nosotros, aproximadamente 1900 antes de Cristo, encontramos a Dios teniéndo una comunicación con otro hombre especial, Abraham. ¿Cómo vemos que era su relación? Otra vez encontramos que Dios hablaba en persona a Abraham (ver Génesis 12.1). Y podemos observar el factor común denominador en la relación Dios-Adán; Dios-Noé; Dios-Abraham.... personal, íntima, directa, y sin intermediarios (ver Génesis 12:5). ¿A qué queremos llegar? Queremos llegar simplemente, al hecho de que si éstos hombres llegaron a agradar a Dios de tal manera, que no necesitaban un intermediario para comunicarse personalmente con él, si seguimos los patrones de ellos entonces por simple lógica hemos de encontrar los mismos resultados (esto sin menospreciar por supuesto, que llegamos a Dios por Jesucristo, únicamente, estamos hablando de lo que nos corresponde hacer a nosotros).

Para ser instruidos en la palabra de Dios necesitamos personas que ya hayan pasado por donde nosotros estamos pasando ahora, pero, para alcanzar una íntima relación con Dios, podemos observar que eso no sólo lo podemos sino lo tenemos que hacer nosotros mismos y solos. ¿Qué hacían éstos hombres para agradar a Dios y alcanzar su misericordia, su amor, su presencia? Pues lo buscaban, lo adoraban, le hacían un espacio de tiempo en su diario trabajo y entonces, Dios se acercaba a ellos. ¿Tan difícil será esa tarea para nosotros?  Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario