lunes, 6 de agosto de 2012

El Templo de Dios.

Cuánta polémica ha causado el tema del Templo de Dios. El hombre por su falta de fe siempre ha "necesitado" palpar a Dios. Eso es algo que va en contra de la fe que Dios espera del hombre que cree en él. Es por ello que nunca se ha dejado ver.

El hombre tiende a tener una figura de Dios, el hombre tiende a tener algo que pueda ver y tocar y creer que por eso Dios está con él. Los grandes hombres de fe, nunca pudieron ver a Dios; los grandes hombres de fe, nunca tuvieron una reliquia de Dios. ¿Por qué? Porque si la hubieran tenido entonces ya no hubieran sido hombres de fe. La palabra misma pregunta ¿Si lo que esperamos ya lo recibimos, entonces qué esperamos? La fe es vivir por lo que no vemos (Hebreos 12), no vivir por lo que vemos es materialismo. Sin embargo, por razones de afirmar la fe cuando era necesario hacerlo en  los inicios del pueblo de Dios, Dios permitió tener un Tabernáculo en donde morar entre los hombres. Pero, no todos lo podían visitar, solamente el Sumo Sacerdote. Luego, permitió que Salomón le hiciera un Templo fastuoso el cual fue destruido por Nabucodonosor. Más tarde permitió que Zorobabel le erigiera otro Templo, no tan fastuoso como el de Salomón, pero también fue destruido años después. Cuando Cristo estaba por venir a la tierra, Dios puso en el corazón de Herodes reconstruir el Templo, el cual fue levantado sobre las ruinas del Templo de Salomón. Nos cuenta la historia que éste Templo fue más fastuoso y grande que el que hiciera Salomón, pero fue destruido por los Romanos. Y, desde entonces Dios no ha permitido un Templo. ¿Por qué?

Porque el apóstol Pablo recibió la revelación de que AHORA, desde la venida de Cristo los TEMPLOS somos los hombres no las paredes. En Hermenéutica, la ciencia que estudia cómo explicar la Palabra de Dios, hay un principio que dice: "Que el principio es igual al fin". Y, la Palabra de Dios nos indica que estamos en los últimos tiempos, Pablo mismo lo dice en sus epístolas. Y Dios lo que quiere son hombres (Templos) consagrados por fe, no por materialismo. Meditemos.

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