miércoles, 15 de agosto de 2012

Comida sólida y leche.

En las primeras etapas de la vida de un niño lo que los médicos aconsejan, es que tomen leche. Lo primordial es que sea la leche materna, pero si por alguna razón la madre la produce, entonces se mencionan los sustitutos con tal de que el niño reciba las proteínas necesarias para su crecimiento, pero, conforme el niño va creciendo va recibiendo alimento sólido.

En lo espiritual el apóstol Pablo nos da exáctamente la misma recomendación. Vemos que en su primera epístola a los Corintios les dice: "De manera hermanos, que no pude hablarles como a espirituales, sino como a carnales, como a NIÑOS en Cristo. Os di de beber LECHE y no vianda, porque no erais capaces" (1era. Corintios 2:16).  Qué lástima que hoy, dos mil años después de esas expresiones de Pablo, muchos creyentes seguimos en las mismas condiciones, no somos capaces de tomar alimento sólido sino seguimos al pie de los líderes, al pie de los pastores y los predicadores esperando que nos den leche, porque no somos capaces de aceptar alimento sólido. ¿Qué nos está diciendo el apóstol en éstas frases?  Bueno, que el área espiritual de todo creyente es como la parte material, es necesario por simple lógica que vaya creciendo. Una persona creyente no puede ni debe pasar toda la vida de "niño espiritual" tomando leche, esperando que su líder, que su pastor, que su maestro le alimente en la boca siempre. Debemos CRECER espiritualmente. ¿Cómo lo hacemos? Pues metiéndonos con Dios todos los días, leyendo la escritura, estudiando la escritura, estudiando la história secular para comprobar la história bíblica. 

No podemos pasar 25 o 30 años llegando a reuniones donde se proclame el nombre de Dios,  y esperar que quien esté delante nuestro predicando nos diga lo que Dios está trando con él. Debemos llegar a cualquier reunión en donde se hable de Dios, a recibir la "confirmación" de lo que Dios está tratando con nosotros en lo privado todos los días. Eso es recibir alimento sólido, lo otro, es recibir leche. Esto es ser adultos en el Señor, lo otro es ser niños espirituales. Meditemos.

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