miércoles, 8 de agosto de 2012

Y estando sentado...

Desde la antiguedad cuando los padres, maestros, o, los ancianos de una familia iban a decir algo que fuera muy importante, nos narra la historia que se sentaban. Con ello estaban llamando la atención de todos los que estuvieran en esa casa, o, en ese lugar.

Si alguien conocía ésta técnica de llamar la atención, ese era el Cristo. Por ello, cuando vemos que va a decir algo muy importante para los discípulos, o, para nosotros, vemos narrada la escena con él sentado. Vea Mateo de los capítulos 5 al 7, y verá cómo Cristo se "sentó" para dar los lineamientos de la vida del creyente en el llamado Sermón del Monte. Vea cómo Cristo se "sentó" a comer con los discípulos en una casa particular cuando instauró la Santa Cena, y dejó los lineamientos de lo que habían de hacer cuando él ya no estuviera. Y, para hablarles acerca de los tiempos del fin lo hizo igual. Nos narra el libro de Mateo en el capítulo 24, que Cristo se "sentó" en el Monte de los Olivos para señalar el Templo y explicar lo que pronto sucedería. Este último pasaje de la vida de Cristo es especial, fíjese usted que Cristo se "sentó" a explicar los eventos del fin en el mismo monte en donde dió el sermón del monte (Mateo 5:1), que es el mismísimo monte en donde nos dice Zacarías que pondrá sus pies cuando venga por segunda ocasión (Zacarías 14.4), esto es en el Monte de los Olivos. Además, lo que Cristo se "sentó" a decir fue la "profecía" de la destrucción del Templo. Recordemos que esto es muy importante pues para los judíos de ese tiempo el Templo era el máximo lugar sagrado (sobre todo el altar), y por muchos años no lo habían tenido. Eso, definitivamente era importante para los judíos.

En resumen, vemos que los eventos que acabamos de narrar eran importantes para Cristo, lo que significa que deben de ser importantes para nosotros. La forma tradicional en que fueron descritos nos debe llamar la atención de que son eventos que no podemos ni debemos de ver a la ligera. Cristo nos profetizó la destrucción del Templo y sucedió. Nos profetizó una época de guerras, de nación contra nación, de pestes, de hambres, de terremotos, de persecusiones, de gran aflicción como nunca, desde la creación del mundo ha sucedido... y tenemos que tener la certeza de que no sólo se cumplirá sino que también él estará con nosotros para protegernos si le seguimos. Meditemos.

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