sábado, 4 de agosto de 2012

El ladrón de la cruz.

El evangelio de Lucas nos narra el pasaje de cuando Jesús está en la cruz, y junto a él, han colgado a dos ladrones. La tradición a dado en llamar a uno, el ladrón malo; al otro, el ladrón bueno. ¿Cuál es la diferencia entre ellos dos, para que uno sea conocido hoy como el bueno? Y ¿Qué lecciones podemos sacar de este pasaje?

La narración es la siguiente: El conocido como ladrón malo le dice a Jesús: "Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros" (Lucas 23:39). Y, antes de que Jesús pueda responder algo, el conocido como el ladrón bueno le dice: "¿Ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación?  Luego, le dice a Jesús: "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino" (verso 42). La primera lección que vemos aquí es que la "salvación" del hombre depende única y exclusivamente de creer en que Jesús, era el Cristo, el Mesías, el Hijo de Dios hecho hombre. La segunda lección que vemos es que inmediatamente después de la muerte viene el juicio sobre el hombre acerca de su relación con Dios. Una tercera lección que vemos es que a Dios no le importa, "en términos de salvación", si el ladrón iba a la iglesia; si el ladrón diezmaba; si el ladrón cantaba los mejores coros; si el ladrón participó activamente en la reunión de jóvenes o de adultos; si creó un gran ministerio, es más, el ladrón bueno no pasó ni por el bautismo en agua ni por el bautismo en Espíritu, pero fue salvo. A Dios en términos de "salvación", repetimos, solamente le importó que el ladrón bueno creyó en su obra (El Cristo, El Mesías), mientras que el conocido como el ladrón malo, no lo hizo.

Conclusión, no es por lo mucho o lo poco que hagamos que vamos a ser salvos, es por creer en su obra, en El Cristo, en El Mesías de Dios para el hombre. Ahora bien, todo lo demás nos servirá para avanzar en la caminata y estar más cerca de Dios en los cielos por toda la eternidad, como vimos en el mensaje de ayer. Meditemos.

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