sábado, 11 de agosto de 2012

Tres niveles de creyentes.

En varias ocasiones hemos mencionado en ésta ventana, el hecho de que la escritura nos habla de lo que en tériminos teológicos se conoce como "las tríadas o grupos de tres". Constantemente vemos en la escritura grupos de tres que nos hablan de la forma en que los creyentes estaremos ubicados en el cielo por la eternidad.

El arca de Noé tenía tres niveles, en el primero iban los animales, en el segundo la comida, y en el tercero Noé y su familia; el Tabernáculo de Moisés tenía tres lugares, el Atrio, el Lugar Santo, y el Lugar Santísimo; Israel tuvo tres reyes principales, Saúl, David, y Salomón. Pablo nos habla directamente que hay tres cielos, la prueba es que él estuvo en el tercer cielo en un momento determinado de su vida, y nosotros alcanzamos a ver el primer cielo cuando levantamos nuestra vista, lo que implica por lógica que hay un segundo cielo. El punto es que, en ésta vida es cuando tenemos la oportunidad de colocarnos o ubicarnos en uno de esos cielos al morir. Vemos en los evangelios ejemplos de personas que se ubicaron en esos cielos, por ejemplo, el ladrón de la cruz reconoció a Jesús como el Mesías de Dios, eso, según palabras del mismo Jesús en la cruz, le hizo entrar al primer cielo (Lucas 23:43). Luego vemos a la Samaritana, mujer pecadora e inmoral, que luego de tener un encuentro con Jesús y que Jesús le hablara de su pasado sin conocerla, la hizo creer en él y dirigirse al pueblo a evangelizar, situación que provocó que muchos más conocieran y aceptaran a Jesús como su Salvador, ella es un ejemplo de los que entran al segundo cielo (Juan 4:21-30).

Por último tenemos a Nicodemo, un religioso que luego de hablar con Jesús, entiende que él es el Mesías, lo reconoce, lo sigue, lo predica, y hasta lo defiende delante de los otros religiosos (vea Juan 7:50-52), éste Nicodemo es el ejemplo de quienes entrarán al tercer cielo. Hoy, nuestras batallas son el obstáculo que tenemos que vencer para conquistar ese segundo y tercer cielo. Es un privilegio el que tenemos en cada prueba. Meditemos.

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