lunes, 2 de enero de 2012

Lo que corrompe a las naciones.

Cuando Dios seleccionó a Israel para hacerlo SU pueblo, le dió leyes, le dió normas, le dió estatutos para que al cumplirlos, fuera diferente a los otros pueblos y naciones. Por eso fue que Dios seleccionó a SU pueblo, para que fuera diferente.

Esas leyes, esas normas, esos estatutos, Dios los dió y los repitió por escrito no sólo porque eran muy importantes, sino para que el pueblo, SU pueblo, no los olvidara y los pusiera por práctica. Se pueden ver en varios pasajes del Pentatéuco (conjunto de cinco libros que escribiera Moisés, y al cual los judíos siempre los han identificado como la Tora, o la Ley de Moisés). Esas leyes, normas, o estatutos siguen santificando o maldiciendo pueblos y naciones. Miremos algunas de ellas: 1- Ningún varón se llegue a parienta próxima; 2- No tomarás mujer juntamente con su hermana, pues las haces rivales; 3- No tocarás a tu mujer mientras esté en su impureza menstrual; 4- No tendrás acto carnal con la mujer de tu prójimo; 5- No te echarás con varón como con mujer, eso, es abominación a Jehová; 6- Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento; 7- Ninguna mujer se pondrá delante de ningún animal para ayuntarse con él. En NINGUNO de éstos actos os amancillaréis, pues en TODOS éstos actos se han CORROMPIDO las naciones y han CONTAMINADO la tierra (Levítico capítulo 18).

Cuando Dios dió éstos ordenamientos, dijo: "Guardad, pues, vosotros mis estatutos y mis ordenanzas, y no hagáis NINGUNA de éstas abominaciones, porque TODAS éstas abominaciones hicieron los hombres de aquella tierra que fueron antes de vosotros, y la tierra fue CONTAMINADA (Levítico 18:26-27). Si usted analiza los últimos acontecimientos mundiales de catátrofes, verá que son pueblos que han caído en éstos pecados. Meditemos.

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