lunes, 16 de enero de 2012

Todos somos sabios en nuestra propia opinión.

Si usted platica con cualquier de persona ya sea en la calle, en la oficina, y aún en su propia casa, cada uno le diremos que lo que hacemos es lo mejor. Que nuestra opinión y nuestras decisiones es lo mejor que estamos haciendo o tomando en ese momento.

Como la tragedia o el mal resultado no llega, generalmente, a los cinco minutos de lo que hacemos o decimos, pensamos que nuestra forma de pensar y de actuar está correcta. Proverbios dice: "No seas sabio según tu propia opinión" (3:7). La palabra "opinión" aquí es "ayín" y se transcribe como "tu propio ojo" o como "tus propias facultades mentales". En otras palabras TODOS pensamos en nuestro corazón que lo que hacemos y cómo lo hacemos, es lo correcto, por eso lo hacemos. Quien no haga lo que piensa se ve como un loco o una persona descompuesta mentalmente. Hace poco en una venta de garage se compró un juguete para los nietos. Como el juguete es a baterías no sabíamos que estaba descompuesto, así que sólo se utiliza con lo que es manual y tiene poca utilidad. Todos sabemos que el juguete está descompuesto, el único que no lo sabe... es el juguete.

Cuando caminamos sin el consejo de Dios, cuando caminamos según nuestro propio criterio ú opinión, somos como ese juguete descompuesto, funcionamos, pero no damos todo lo que pudiéramos dar. En otras y pocas palabras somos un juguete descompuesto y todos los saben... menos nosotros. Meditemos.

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