domingo, 15 de enero de 2012

No perdamos la gratitud.

Un gran maestro al cual tuvimos el privilegio de conocer durante nuestro paso por el Instituto Bíblico, nos enseñó una gran verdad, la cual hemos tratado de no olvidar, y por supuesto, de practicar: "La virtud de la gratitud, si la practicamos quizás no nos meta al cielo; pero si no la practicamos, seguro que no entramos al cielo".

Nos explicó también cuál es la razón por la que perdemos la práctica de la gratitud: "Porque olvidamos". Sí, cuando uno olvida el bien que ha recibido de Dios, entonces deja de practicar la gratitud. Otro factor, y éste sí lo hemos visto en la práctica es: "Cuando fijamos nuestros ojos, sólo en lo que nos sucede el día de hoy". Olvidar todo lo que hemos recibido, y poner nuestros ojos sólo en lo que nos sucedió el día de hoy, nos cega y perturba de tal manera, que ya no podemos ver la vida de la misma forma. Sí, quizás no tenemos trabajo; quizás no tenemos salud; quizás un hijo nos defraudó; quizás el socio y amigo de toda la vida nos falló... Pero, acaso no tenemos aún vida para ayudar a otros, para consolarlos; acaso hemos dejado de comer por meses; acaso andamos desnudos por la calle; acaso nosotros no le hemos fallado también a alguien, y muy especialmente a Dios; acaso no defraudamos en algún momento a nuestros padres también.

NO OLVIDEMOS todo el bien que Dios nos ha hecho, que las gentes nos han hecho. El escritor de Hebreos nos aconseja: "Tengamos GRATITUD, y mediante ella, sirvamos a Dios con TEMOR y REVERENCIA, pues, ¿acaso no hemos recibido un REINO INCONMOVIBLE? Meditemos.

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