jueves, 19 de enero de 2012

El pobre y el usurero.

Siempre hay a nuestro alrededor alguien que está en penas, en angustias, en necesidades, en desconsuelo, en ocasiones sólo nos enteramos de sus penas pero hay veces que se nos acercan para pedir ayuda ¿Qué vamos a hacer?

Volver nuestros ojos y decirles: "disculpa hermano, pero yo también tengo mis problemas"; "si estás así, es por tu culpa" o pensaremos: ¿qué sucedió cuando YO estaba en esa situación? ¿Alguien me respondió de esa manera tan grocera, o ese alguien al que recurrí me tendió la mano? ¿Fue un vaso útil del Señor para demostrarme que como dice la escritura: "El brazo de Jehová no se ha acortado para ayudarme"? (Números 11:23). El apóstol Juan lo dice de la siguiente manera: "pero el que tiene bienes de éste mundo y mira a su hermano tener necesidad, y CIERRA contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? (1era. Juan 3.17). Siempre hemos pensado que cuando alguien se acerca a otra persona para pedir ayuda, es por la sencilla razón de que tiene la esperanza que esa persona le tienda la mano. Se vería una actitud muy loca y fuera de lugar que uno anduviera el día de su necesidad, pidiéndole ayuda a cualquier desconocido, quizás por ello el Señor permitió que Juan escribiera... "el que ve a SU HERMANO", pues la persona que se nos acerca o a la cual nos acercamos es alguien de confianza, aún y cuando no necesariamente sea nuestro hermano en la fe o de sangre.

Proverbios 29:13 dice: "El pobre y el usurero se encuentran, Jehová alumbra los ojos de ambos". Esto quiere decir que cuando un necesitado se encuentra delante de alguien, Dios está pendiente del actuar de cada uno", NO VOLVAMOS NUESTROS OJOS DEL NECESITADO... mañana podemos ser nosotros o uno de los nuestros. Meditemos.

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