viernes, 23 de diciembre de 2011

Señor, hazme saber el camino por donde ande.

¿Por qué estamos en el punto de nuestra vida en donde estamos? ¿Será producto del destino, o, de la causalidad?

Punto uno, nosotros somos de los que pensamos que el destino (que en el idioma castellano significa: "encadenamiento necesario de los hechos") sí existe. Judas, (lo vemos en el Salmo 109:6-11) fue el elegido para traicionar a Jesús; Saúl, David, y Salomón fueron elegidos para ser los UNICOS tres reyes del reino unido de Israel (lo vemos en los libros de Samuel); Jesús, fue el elegido para redentor (Por quien lo levantó de los muertos Hechos 10:39); cada uno de nosotros los salvos, los santos, los creyentes fuimos escogidos por Dios (Mateo 10:16 entre otros). Ahora bien, nosotros con nuestras acciones podemos en determinado momento meternos en ciertos problemas de los cuales pudiéramos evitarnos. Nuestro destino NO es girar cheques sin fondos, pero si lo hacemos hemos de pagar las consecuencias, pues Dios nos ha enseñado que eso no es lo correcto. Una enfermedad como el cáncer, la hepatitis, el Guillián Baré no son producto de nuestros errores, son producto del destino. Hemos de agregar que en AMBOS casos el CONTROL de nuestra vida la sigue teniendo Dios.

Por ello, el rey David, clamaba a Dios diciendo: "Señor, hazme saber el camino por donde ande" (Salmo 143:8). Y nosotros hemos de agregar "todos los días, Señor". Necesitamos pedirle a Dios que nos guié todos los días de nuestra vida, de lo contrario el destino lo convertiremos en causalidad o causa del punto en donde nos encontramos hoy en nuestras vidas. Meditemos.

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