martes, 13 de diciembre de 2011

Cada día nos colma de bendiciones.

El rey David es conocido de todo el mundo creyente y no creyente, como la persona que más cánticos elevaba a su Dios. Muchos de los salmos son cánticos que David compuso para acompañar con su arpa, que era el instrumento que él dominaba.

En uno de ellos, el Salmo 68, en el verso 19 David cantó así: "Bendito el Señor; cada día nos COLMA de beneficios". Usted dirá: "¡Claro! ¿cómo no iba a cantar así David si era Rey, era millonario, y tenía todo lo que le placía? Y quizás usted tenga razón en ese punto, pero, la pregunta para nosotros hoy en día es: ¿No somos acaso nosotros BENDITOS Y COLMADOS de bendiciones todos los días? El poder ver; oír; caminar; el tener un techo dónde dormir tranquilo; tener la paz que sólo el Señor nos da; tener una familia; tener hijos; y, a quienes ya somos mayores el tener nietos que nos COLMEN la vida de alegría; el un trabajo aunque sea sencillo pero digno y honrado; y tantas y tantas otras bendiciones que pudiéramos mencionar ¿no nos hace dichosos y colmados de bendiciones?.

Entonces no debemos mostrar nuestra GRATITUD a Dios hincándonos y deciéndole: "Gracias Padre, porque NADA de lo que tengo merezco, pero tú me haz colmado con tanto que me haz dado, a tí sea la gloria y la honra, porque cada día son tus bendiciones". Meditemos.

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