miércoles, 21 de diciembre de 2011

Con regocijo segarán.

Entre nuestros trabajadores hay dos que siembran maíz todos los años, uno siembra poco y en pocos días está de vuelta en sus labores; el otro siembra bastante, y por lógica el tiempo que pide ausentarse de sus labores es mayor.

Gracias a Dios ambos cosechan, pero uno cosecha más que el otro. Por lógica, quien más cosecha es el que siembra más semilla. Pero, también por lógica es quien más trabaja. En años en que la sequía ha sido muy dura, el hombre se queja de lo duro que fue sembrar tanta tierra, regresa más quemado por el sol, se queja del cansancio, y nos cuenta que hasta tuvo que llevar a alguno de sus hijos a trabajar con él, para que le diera tiempo a terminar la siembra. El cansancio, el duro trabajo, el tremendo esfuerzo que es limpiar la tierra y labrarla, para luego sembrar y enterrar la semilla, usted lo mira olvidado en los tiempos de la cosecha. El salmista dice: "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán" (Salmo 126:5). ¿Qué es sembrar con lágrimas? Simple y llanamente... esos son nuestros tiempos de tormentas, nuestros tiempos de pruebas, nuestros tiempos difíciles en la vida y la caminata cristiana.

Unos, sufren poco, esos cosecharán poco; pero otros han sufrido y siguen sufriendo mucho, tanto que necesitan la ayuda de otros... esos cosecharán mucho. Hoy, quizás es su día de siembra (sufrimiento), tome en cuenta lo siguiente: "Siembre con lágrimas, pero tenga la seguridad que cosechará con regocijo... si llega al final, si no tira la toalla, si no se rinde". Meditemos.

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