domingo, 30 de octubre de 2011

Por eso no cambiamos.

Uno se pregunta muchas veces ¿cuál es la razón por la cuál después de tantas experiencias negativas, y de tantas respuestas de Dios, no cambiamos? La respuesta más seria a ésta interrogante, quizás nos la da Salomón.

"Todo acontece de la misma manera a todos; un mismo suceso ocurre al justo y al impío; al limpio y al no limpio; al que sacrifica, y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento" (Eclesiastés 9:2). El enemigo más grande del hombre en lo espiritual es la lógica (lógica: Dícese de toda consecuencia natural). Si algo sube, por lógica, pensamos que ha de caer; si algo se pone sobre el suelo, por lógica, pensamos que allí ha de quedarse. Pero lo espiritual no funciona por la lógica según Salomón. Vea usted otro concepto que nos da en capítulo 8 y verso 10: "Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en el olvido...". ¿Acaso no recuerda usted a algún impío que con dinero mal habido hizo obras de caridad, y hoy es recordado como héroe, mientras que hombres píos están en el olvido?

Porque el impío no es castigado inmediatamente, la lógica nos hace pensar que no vendrá castigo sobre él; porque el pío no recibe su recompensa inmediatamente, creemos que no vale la pena cambiar. Pero lo espiritual no funciona con la lógica. Meditemos.

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