jueves, 20 de octubre de 2011

El amor del Padre.

¿Quién de nosotros que hemos tenido el privilegio de ser padres, no nos gozamos con nuestros hijos? Mucho más Dios Padre se goza con nosotros.

Y, de la misma forma como nosotros corregimos a nuestros hijos porque queremos que ellos sean el día de mañana, hombres y mujeres de bien, así, Dios Padre nos corrige a nosotros para hacernos cada día mejor. Por supuesto que hay diferencia entre la forma como nos corrige Dios a nosotros, que la forma en que nosotros corregimos a nuestros hijos. Mientras que Dios Padre nos llama la atención con toda ternura y con toda misericordia, nosotros muchas veces somos muy ásperos con nuestros hijos. Si Dios nos tratara a nosotros así para llamarnos a su lado, lo más seguro es que nunca acudiríamos a ese llamado. Dios nos tiene una paciencia inmensa, comparada con la poca paciencia que nosotros les tenemos a nuestros hijos. Dios no se equivoca con nosotros como nosotros nos equivocamos con nuestros hijos.

Es difícil pero no imposible, que cuando nuestros niños están pequeños los eduquemos sin hacerles daño, pero, si nos encomendamos a Dios, si le consultamos a El, si dependemos de El, El nos dará la gracia, la sabiduría, la paciencia, la misericorida, y sobre todo SU amor, para llevarlos con ternura por el buen camino. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario