miércoles, 19 de octubre de 2011

El que no recibe consejos... nunca llegará a viejo.

Nuestra amada y recordada bisabuela Sofía cuando éramos niños nos vivía diciendo: "El que no recibe consejos... nunca llegará a viejo".

La escritura, por medio del sabio Salomón nos dice: "Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos" (Eclesiastés 4:13). Por simple y ligera insensatez, tendemos a menos preciar a una persona humilde o pobre, generalmente no la creemos capaz de tener una buena idea o una buena solución. Sin embargo, cuando una persona está en posición de poder, por ignorante, tonta, torpe, o incapaz que sea, pensamos con ingenua lógica: "Algo tiene que tener para estar en esa posición". Creemos que el pobre no puede tener buenas ideas pues de lo contrario sería un triunfador. Pero Salomón nos habla de todo lo contrario. ¿Por qué? Pues simplemente porque Salomón estaba consciente que es Dios quien pone en situaciones de privilegios a las personas. Muchos podemos llegar a creer que es por nuestros propios méritos que alcanzamos ciertas metas, pero la realidad es que las alcanzamos porque Dios así lo permite.

Muchos luchan, y quizás hasta más que nosotros, pero no alcanzan ni la mitad de nuestras metas ¿por qué?, pues porque el que rige la vida y el destino de los hombres es Dios. "De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo, y los que en él habitan" (Salmo 24). Lo que nos corresponde cada día, es ser humildes para saber escuchar consejos vengan de donde vengan, y, pedirle a Dios que nos mire con ojos de misericordia, eso es todo. Meditemos.

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