martes, 18 de octubre de 2011

Cada uno dará a Dios cuenta de sí.

La salvación del hombre no es producto de una herencia, de una religión, ni mucho menos de una casualidad. La salvación del hombre es parte de un Plan divino. Ese Plan tiene sus condiciones, las cuales no se pueden alterar.

Dice la escritura que: "Todo aquél que cree en Jesucristo, será salvo" (Juan 3:15-16). Y ¿cómo hacememos para creer?. Dice también la escritura: "Cerca de tí está la palabra, en tu boca, en tu corazón... que el que CONFESARE con su boca que Jesús es el Señor, y CREYERE en su corazón que Dios le levantó de los muertos, ESE será salvo" (Romanos 10:8-9). Preguntamos: ¿En dónde está la herencia, la religiosidad, o la casualidad en ésta expresión?. Respuesta: "en ninguna parte". Como vemos, la salvación del hombre no es un producto más que de la "fe" (creer) que tengamos en las palabras que nos da Dios Padre, por medio de la escritura. ¿Por qué la fe es creer en Dios? Porque la misma escritura nos dice que si Dios nos habla y no le creemos, es porque le creemos mentiroso (1era. Juan 1:10).

Decirle mentiroso a Dios, es pecado. Por lo tanto creerle, es decirle que lo consideramos sincero o verdadero. En otro sentido, la confesión de fe es personal, dice Romanos 14:12: "De manera qe cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí mismo". Meditemos.

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