miércoles, 25 de julio de 2012

Mirad que nadie os engañe.

Cuando leemos la esritura solamente encontramos pensamientos que nos pueden dar una guía de vida, pero cuando la estudiamos le vamos encontrando el mapa que Dios trazó no solamente en la vida de un personaje, sino en la de su congregación, o/y en la personal de cada uno.

Si solamente leemos encontramos datos, pero cuando estudiamos entendemos mucho más. Ese es el caso por ejemplo de cuando vemos en Mateo 24 cómo Jesús les habla a 4 de sus discípulos (verlo en Marcos 13), de cuándo será el fin de los tiempos y cómo será. En Mateo 24 vemos el orden de los eventos, pero en Mateo 26 nos damos cuenta que cuando Jesús habló de éste tema faltaban 2 días para la Pascua y 6 para su muerte, por lo tanto, Pascua que habría de ser la última en la que él estaría, de las 4 en que estuvo cuando vivió físicamente sobre la tierra (esto lo vemos en el libro de Juan). Pero ¿por qué es tan importante que veamos o entendamos que Jesús estaba hablando por esos días? Pues simplemente porque Jesús estaba viviendo sus últimas horas. Y, está probado científicamente que cuando un hombre llega al final de sus días, dice o hace lo que para él era o fue lo más imporante de su vida. Allí, en los últimos momentos de una persona que "sabe" que va a morir, enfoca todas sus fuerzas. Y Jesús, no fue la excepción. Cuando sus discípulos le preguntaron cuándo o cómo sería el fin de los tiempos, Jesús no vaciló sino habló inmediatamente.

Y lo primero que les dijo fue: "Mirad que NADIE os ENGAÑE (Mateo 24:4). ¿Cómo se hace para que nadie lo engañe a uno? Pues nadie lo engaña a uno, cuando uno conoce la verdad o lo que es verdadero. Si continuamente buscamos a Dios para conocer su voz, para conocer su carácter, para conocer su palabra. Cuando oigámos otro Dios, cuando encontremos otro carácter, cuando escuchemos otra voz, sabremos que NO es nuestro Dios quien nos está hablando. Meditemos.

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