jueves, 12 de julio de 2012

El misterio de los siglos.

Imagínese el impacto de las siguientes noticias en los diarios: "Extra, extra... se resolvió el misterio del crimen de JFK"; o la siguiente: "Se descubre el gran secreto de las logias masónicas"; o "Sale a luz quienes son realmente los responsables de la crisis económica mundial".

Tengamos la seguridad de que esas ediciones de los diarios se venderían no sólo completas sino en tiempo record. Ahora bien, imagínese usted por otro lado que esas noticias no estuvieran al alcance de todos sino sólo de unos cuántos. Definitivamente que esos cuántos se sentirían super especiales de conocer un secreto que por muchos años a removido la curiosidad y el ansia de otros tantos. Pues Dios también tiene secretos, y también tiene revelaciones para quienes él ama. Nos narra el libro de Colosenses en el capítulo 1 y versos 26 y 27 que: "Dios ha tenido "oculto" un misterio desde los siglos y edades, pero que "ahora" ha sido manisfestado pero no a todo el mundo, sino "solamente" a sus santos", es decir, a aquellos que le seguimos. Estos que "hemos llegado a conocer el secreto", lo conocemos porque él quiso darnos a conocer las riquezas de su gloria entre las cuales está éste secreto, y el secreto es que: "Cristo en nosotros, es la esperanza de la gloria". ¿Qué significa esa frase? Pues que todo aquél que acepte a Cristo en su corazón, tiene entrada al cielo, a la gloria de Dios. Tiene la esperanza de entrar al reino de los cielos algún día. Esto, claro, implica que quien conoce a Cristo sinceramente, quien lo recibe de verdad cambia su sistema de vida antiguo para vivir de allí en adelante como le agrada a Dios.

Luego de recibir a Cristo en nuestro corazón el único requisito para "recibir" la esperanza de la gloria de Dios, es vivir según sus leyes, según sus mandamientos, según sus ordenanzas. Y entonces no sólo conoceremos el secreto, sino seremos parte de él. Meditemos. 

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