miércoles, 11 de julio de 2012

Dios es una persona.

Dice el libro a los Corintios que: "Dios y la palabra de la cruz de Cristo son locura para los que no creen, pero poder de Dios para los que somos salvos" (1era. Corintios 1:18). Para el impío, Dios es un mito, es una excusa, es una ilusión del creyente, es como un amuleto. No se dan cuenta que más amuleto es creer en la suerte, en la coincidencia, en la casualidad, en el horóscopo de los adivinadores, etc.

Para el creyente Dios es una persona. Dios nos habla por medio de su palabra en la biblia; nos habla por medio de otras personas que también están en comunicación con él, pero nos puede hablar por medio de personas incrédulas; nos puede hablar hasta en sueños y pensamientos. Dios tambien nos escucha, pues quiere que le hablemos en oración, esa es nuestra comunicación con él. Dios tiene manos, por ello es que extiende su mano sobre nosotros, y nos guarda en el hueco de su mano cuando estamos en peligro. Dios tiene piernas, y por ello camina a la par nuestra todos los días. Dios tiene un corazón, por ello nos hizo a semejanza suya, para que de todo corazón le amemos y le busquemos. Solamente porque el cuerpo de Dios es invisible para nosotros no quiere decir que no lo tenga, que no esté vivo como nosotros, solamente que en otra dimensión que nosotros hoy no alcanzamos a ver y entender, mucho menos los incrédulos.

Tengamos la seguridad de que Dios es real, de que Dios existe, de que Dios es nuestro Padre a los que creemos en él. Y como tal, busquémosle todos los días, hablemos con él, consultemos con él, no vivamos apartados de él. Meditemos.  

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