jueves, 26 de julio de 2012

Los Apóstoles de verdad y los de mentira.

Después de Jesucristo las figuras más importantes en la iglesia primitiva fueron los apóstoles, no fue ni siquiera el Suma Sacerdote, ni los principales sacerdotes, ni los ancianos, ni el concilio de la iglesia, sino que fueron los apóstoles.

El apóstol y el apostolado fueron y son tan importantes que vemos aún hoy en día como muchos desean ser reconocidos como apóstoles, hasta los que ya son pastores quieren ser vistos como apóstoles. Pero para ser apóstol hay que cumplir con ciertos requisitos. ¿Los cumple aquél que conocemos que se hace llamar apóstol?  Si los cumple es un apóstol de verdad, pero si no los cumple entonces es un embustero y debiéramos tener cuidado con él. Paso uno: "Los apóstoles fueron elegidos por Jesús, no fueron ellos quienes eligieron ser apóstoles" (vea Marcos 3:1-2). En otras palabras, el apostol tiene que tener un "llamamiento", no puede "autonombrarse" apóstol. Punto dos: El apóstol está a la misma altura que estuvieron los sacerdotes en el Antiguo Testamento, y en el libro de Números en el capítulo 18 y verso 20 leemos: "De la tierra del pueblo no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte, porque YO soy tu parte y tu heredad". ¿Qué significa esto?  Pues simplemente que ninguno que sea realmente apóstol puede tener bienes de éste mundo a su nombre, de lo contrario desmiente a Dios. Punto tres: Si alguien debe de ser un ejemplo de virtudes y sobre todo en el cumplimiento de las normas establecidas por Dios, suponemos que ese es el apóstol. Y, en Proverbios 23:23 leemos: COMPRA la verdad y NO LA VENDAS".

Si aquél que se hace llamar "apóstol" vive ostentosamente del evangelio, entonces ¡Cuidado con él!  Es un COMERCIANTE dentro de la iglesia, de aquellos que Jesús echó del templo. Es un farsante, es un embustero, es un mentiroso, y un aprovechado. No importa que tantas verdades de la palabra de Dios predique, ni que tan bonitas y adornadas las diga. ES UN FARSANTE. Meditemos. 


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