lunes, 21 de noviembre de 2011

Todo me es lícito, pero no todo conviene.

Cuando una persona se ha declarado "cristiana", o sea, "un seguidor de cristo", tiene que estar consciente que la lupa de los ojos de los demás está sobre él. ¿Qué significa esto, que debe vivir hipócritamente? No.

Lo que significa es que si Cristo vivió un tipo de vida, y, nos invitó a tomar nuestra cruz y seguirle, y, decidimos que así sería, hemos de demostrar que la vida con Cristo es muy pero muy diferente a quienes no han tomado dicha decisión. Hemos comentado en mensajes anteriores el hecho de que Cristo se comunicaba con los pecadores, pero no convivía con ellos. Que Cristo jamás rechazó a un pecador, pero que no participaba de su pecado. Que Cristo amó al pecador, pero no amó el pecado que éste cometía. Cristo se comunicaba con el pecador para hacerle ver el error de su camino, y por supuesto, enseñarle uno mejor. A eso se refiere el apóstol Pablo cuando dice, no sólo a los Corintios sino a nosotros en éste tiempo: "Todo me es lícito (hacer), pero no todo conviene (que haga)", pues continúa diciendo "NINGUNO busque su propio bien, sino el del otro". (1era. Corintios 10:23-24).

Podemos tocar una mujer ajena, podemos beber licor, podemos robar, podemos mentir... pero la pregunta del millón es ¿Nos conviene solamente porque lo podemos hacer? La respuesta es NO ROTUNDO. Los creyentes debemos ser un ejemplo para los no creyentes, de lo contrario ¿Cómo verán la diferencia a la que se refirió Jesús?. Meditemos.

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