jueves, 10 de noviembre de 2011

Dándo es como se recibe.

Para muchos de nosotros es difícil comprender cómo es posible que menos sea más. Pero cuando estamos en los caminos del Señor Jesús, vemos, con toda su plenitud, que las matemáticas fallan.

Salomón nos escribió hace tres mil años unas palabras que siguen siendo actualizadas: "Reparte a siete, y aun a ocho; porque no sabes el mal que vendrá sobre la tierra" (Eclesiastés 11:2). Estas palabras más que eso, son una parábola. Una parábola es una historia material que nos enseña una lección espiritual. Así, vemos que el número siete representa el final de una era o una época; que el número ocho significa bíblicamente el comienzo de una nueva etapa; y que la tierra es una representación del hombre. Prueba de ésto último es que Jesús quiere que sembremos la semilla de su palabra en ésta tierra (nuestros corazones). Pues bien, lo que Salomón nos estaba tratando de enseñar es el hecho que en la vida del hombre hay épocas de abundancia y hay épocas de escasez, y que, durante la abundancia la mejor forma de sembrar para la época de escasez, es dando, es compartiendo, pues cuando nosotros no tengamos habrá alguna alma agradecida que se recordará de lo que hicimos por ellos.

No viviamos egoístamente ésta vida, demos, y demos hasta donde podamos, si sólo a seis podemos darle, démosle a siete; si sólo a siete podemos darle, dice Salomón que le demos a ocho. Meditemos.

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