lunes, 7 de noviembre de 2011

No te pido que los quites, sino que los guardes.

Horas antes de su partida de éste mundo, Jesús oró por sus discípulos y por nosotros, los que habíamos de creer por la palabra y testimonio de ellos. Jesús oró así: "Padre, no te ruego de los quites de éste mundo, sino tan sólo que los guardes del mal" 8Juan 17:15).

La palabra griega que Jesús utilizó para "guardar" fue "tereo", que significa "guardar", que en el lenguaje español tiene siete significados uno de los cuales es "evitar". Esa era la idea de Jesús cuando oró por nosotros. El sabía que no era el tiempo de quitar el mal de sobre la faz de la tierra, pero sí era el tiempo de que su remanente fuera escondido. Ahora bien, las preguntas del millón son: ¿Se guarda a una persona con tendencia al licor, en una cantina o en un bar? ¿Se guarda a una persona con lascivia y lujuria, en una casa de mala vida? ¿Se guarda a un ladrón, en una bóveda repleta de dinero?. No, no y no. Se guarda algo ESCONDIÉNDOLO. Nadie guarda una fortuna de dinero, sobre el cesped de su jardín; nadie guarda sus joyas sobre el techo de su vivienda. Lo que uno quiere o desea "guardar"... lo esconde, lo aparta del toque ajeno.

No podemos ir por allí, de fiesta en fiesta, de alboroto en alboroto pensando que si "tenemos el control" estamos guardados. NADIE, entre los humanos tiene esa capacidad. Para "guardarse" hay que "esconderse", hay que "apartarse". Quizás suene muy extremo, muy radical, lo aceptamos. Pero usted también tiene que aceptar que es algo muy, pero muy importante para un futuro espiritual no muy lejano. Meditemos.

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