Luchamos toda una vida para obtener alguna meta, algún objetivo, una posición o un lugar, y de pronto, cuando lo hemos alcanzado después de mucho esfuerzo... se pierde o lo perdemos.
Los primeros pensamientos que llegan a nuestra mente son: ¡No puede ser! ¿pero cómo es posible? o el famoso ¿por qué? o ¿por qué a mí?. Jesús les dijo a sus discípulos una frase o un pensamiento que muchas veces lo hemos visto vigente en nuestras vidas: "Lo que yo hago hoy, ustedes no lo entienden, pero lo entenderán mañana". Eso nos sucede muy seguido a nosotros. Tenemos que entender que los pensamientos de Dios acerca de nosotros son más altos que los que nosotros tenemos de nosotros mismos y de otras personas. Salomón lo explica de la siguiente manera: "Como tú nos sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas" (Eclesiastés 11:5).
Sí, lo más seguro es que NO entendamos en el momento lo que nos sucede, pero lo que debiéra estar en nuestro corazón es el hecho de que Dios SI lo sabe; que Dios tiene un PLAN para cada uno de nosotros; que el tiene el CONTROL de nuestras vidas como nosotros JAMAS lo tendríamos. Por ello, aunque se dice fácil pero es difícil de ponerse en práctica, "confiemos" en que lo que nos sucede hoy, nosotros no lo entendemos hoy, pero lo entenderemos mañana con su misericordia. En otras palabras, lo que perdemos hoy... mañana será ganancia. Meditemos.
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