lunes, 14 de noviembre de 2011

Simple y complejo al mismo tiempo.

Pocas situaciones en la vida de una persona son tan "simples y coplejas" al mismo tiempo, como la salvación de su alma. En algunas áreas nosotros encontraremos situaciones muy simples, en otras, las encontraremos muy complejas. Pero la salvación del alma de una persona, es quizás, de las pocas que ocupan ambas.

La salvación de una persona es tan "simple" como aceptar y declarar a viva voz, que Jesús murió por nuestros pecados, que su sangre es suficiente para perdonárnos nuestros pecados, y que creemos en ello, y punto. Pero se vuelve "compleja" cuando vemos que es necesario cambiar el rumbo de nuestras vidas. Que como dice la escritura, nos es necesario, dejar el hombre viejo para empezar a darle forma al hombre nuevo. Esto es, dejar las antiguas prácticas de vida mundana, para empezar a darle una forma espiritual y sincera a nuestra caminata por éste mundo. Dejar aquél hombre borracho, para ser sobrios; dejar aquél hombre mentiroso, para ser uno sincero; dejar aquél hombre mujeriego, para ser uno de una sola mujer; dejar de vivir para sí mismo, para vivir prodigado hacia los demás, especialmente para los más necesitados.

Simple y compleja, esa es la vida de un nuevo creyente en Cristo Jesús, no podemos decir que somos seguidores de Cristo si seguimos haciendo las mismas prácticas de antes. Tampoco el evangelio de Jesucristo es un sombrero de mago, pues todo cambio es lento, duro, sufrido, pero seguro. Meditemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario