jueves, 17 de noviembre de 2011

Antes con lija, hoy con rotativa.

Nuestro abuelo paterno fue un muy buen carpintero, nunca estudio para ello, sino como era en los principios del siglo pasado aprendió sobre la mesa de trabajo, según nos contó nuestro padre.

Quizás sea esa la razón por la cual (en lo personal)nuestro pasatiempo preferido es hacer trabajos caceros en carpintería. Muchas veces mientras estamos tratando con un trozo de madera, hemos visto una analogía con la vida espiritual del creyente. Aún y cuando, uno va a una tienda por departamentos, o, a un aserradero a comprar un trozo de madera sepillado, éste viene con ciertas asperezas que no permiten utilizarlo de inmediato, ya no digamos si se compra rústico. Pues bien, el hecho es que nosotros como creyentes entramos a los caminos del Señor semi-sepillados o rústicos, y los tratos del Señor, las aflicciones, las penas, y las necesidades, vienen a ser como una lija para dejarnos bien pulidos. Hemos visto, antes con una lija hoy con una lijadora eléctrica llamada rotativa, que mientras más pasadas de lija tenga el trozo de madera, más limpia, pura y liza queda. Eso es lo que hacen las pruebas en nuestro carácter, dejarnos más dóciles.

Siempre hemos defendido desde ésta pequeña tribuna, que el evangelio verdadero de Jesucristo es el evangelio de la cruz, no el de poder, paz, y prosperidad. Creemos, que, en la medida que vengan pruebas, aflicciones, necesidades, escacesez, etc. a nuestra caminata, más dóciles seremos para las manos de Aquél que nos amó antes que nosotros a El. Meditemos.

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