domingo, 13 de noviembre de 2011

¿Acaso murió alguien más por vosotros?

Pablo, en su primera carta a los Corintios les escribe exhortándolos a que no tengan divisiones, que no aclamen a su pastor o a su mentor "más que a Dios" (1era. Corintios 1:10-13), y pregunta en éste último verso. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Acaso murió Pablo o alguien más por vosotros?

Nosotros podemos declararnos de la religión que querramos, pero si queremos ser salvos tenemos que acepta, confesar, y practicar a CRISTO. Fue la sangre de Cristo y no la de nadie más la que nos dió la oportunidad de perdón de nuestros pecados. Antes de Cristo funcionaba la ley, y cada vez que alguien pecaba y quería ser perdonado, había de sacrificar la sangre de animales puros para que así fuera. Hoy, luego de dos mil años que el Cordero de Dios, puro, limpio, sin mancha, sin arruga, sin defecto... fuera sacrificado en la Cruz, ya no es así. Nos dice la escritura que TODO aquél que crea, confiese, y practique a Cristo YA ES SALVO (Romanos 10:9-11). Pablo lo explica así a los Corintios: "Pues no fui enviado a bautizar, sino a predicar el evangelio...porque la palabra de la CRUZ es, para los que se salvan, PODER de Dios (1era. Corintios 1:17-18).

NADIE más que Cristo murió por o para que nuestros pecados fueran borrados si lo pedimos. Honremos a Dios, aceptando el recurso de amparo que El mismo diera para perdón de nuestras faltas. No hacerlo, es no confiar en EL, no confiar en EL es hacerle mentiroso, hacerle mentiroso es ofenderle, y todo el que ofende a Dios NO PUEDE SER SALVO. Meditemos.

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