sábado, 19 de noviembre de 2011

Los Hijos de Dios.

Cuando una persona es "hija" de otra, tiene muchos más privilegios que cualquier persona allegada. El amor de un padre o de una madre sobrepasa cualquier falta, cualquier debilidad, y en el caso de Dios hasta cualquier pecado.

Nosotros somos de los que sostenemos que la salvación de un alma rescatada por Jesús es IMPOSIBLE que se pierda. No es sólo la opinión nuestra, es una opinión basada en las palabras de Aquél que no miente nunca...Jesucristo, El Mesías, El Hijo de Dios hecho hombre. Sus palabras fueron: "De los que me diste NINGUNO se perdió" (Juan 18:9). En lo natural nosotros vemos el ejemplo del amor de un padre o de una madre llegados a los extremos, imaginémonos entonces, qué no hará Dios por uno de nosotros. Dice la escritura que cuando éramos sus enemigos, o sea, cuando vivíamos apegados a los placeres de éste mundo, y saciando los deseos de la carne a cada momento nos amó. ¡Cuánto más, ahora, que somos sus amigos no hará todo por nosotros! Dios derrama su ira sobre un impío que peca, pero increíblemente, el mismo pecado cometido por uno de sus hijos, Dios lo ve como una falta (Pablo lo explica así en 1era. Corintios 5:5).

Esto no nos da el derecho de vivir como querramos, sino que nos da tiempo para el arrepentimiento y la final absolución de la pena cuando las debilidades nos dominan. Dios ama a sus hijos, y si nosotros hemos sido puestos en las manos de Jesucristo por la mano del Padre, entonces somos sus hijos y su misericorida estará con nosotros a cada momento. Meditemos.

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