miércoles, 30 de mayo de 2012

Te he escogido en horno de aflicción.

Muchos son los que se están acercando a la iglesia de Jesucristo, como lo hemos dicho en días anteriores, pero de esos muchos, pocos son los que al final quedarán. ¿Lo decimos porque somos pesimistas, lo decimos sin conocimiento de causa, lo decimos por el egoísmo de llevar dentro muchos años y querer ser los privilegiados, lo decimos por ser negativos o por no querer trabajar en el evangelio?  NO.

La escritura es clara en muchas partes de ella, cuando nos dice que el pueblo de Dios será tan sólo un "remanente". Lo vemos en la vida de Gedeón cuando va en contra de los Madianitas, él había aceptado 30,000 combatientes pero Dios le deja tan sólo 300 (vea Jueces 7). En otra parte de la escritura dice que el pueblo que salga con diez mil regresará con mil, y el pueblo que salga con mil regresará con cien. Jesús mismo dijo: "Muchos son los llamados, pocos los escogidos" (Mat. 22:14). Lo que está sucediendo en las iglesias no es un "avivamiento", lo que está sucediendo en la iglesia hoy en día es un "engaño" como sucedió en los días de de los profetas mayores, cuando falsos y malos profetas hablaban lo suyo y no lo que Dios les decía que hablaran. Lo que está sucediendo en la iglesia es que, personas no seleccionadas por Dios están parándose en un púlpito en el nombre de Dios, pero predicando el culto al hombre y no a Dios. En tiempos del profeta Isaías Dios tuvo que mandarles a decir lo siguiente: "(Escucha oh Israel, en éste tiempo nos dice: escucha oh iglesia)...TE HE ESCOGIDO EN HORNO DE AFLICCION (Isaías 48:10).

Mucha gente se está acercando a las iglesias porque el mensaje es: "De diez y recibirá cien de vuelta", pero el mensaje de Dios es todo lo contrario. Y si cree que mentimos, preguntamos ¿A cuenta de qué, iba Cristo a decir que en el final de los tiempos habría una aflicción como JAMAS la ha habido, desde el principio del mundo, si el mensaje de su Padre era: paz, poder, y prosperidad? (vea Mateo 24; Marcos 13; y Lucs 21 y comprobará lo que acabamos de afirmar). No decimos que Dios ofreció sufrimiento permanente, pero sí decimos que el que no padece con Cristo, no reinará con Cristo. Meditemos.

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