sábado, 5 de mayo de 2012

¿Infidelidad de Dios?

Vivimos, especialmente los pueblos latinoamericanos, en naciones en donde en cualquier esquina le ofrecen comida a uno, que si quiere uno atól, que si quiere chuchitos, que si quiere tamales, que si quiere jugo de naranja con huevo batido, etc.

Cuando vemos en esos puestos de comida a la gente, SABEMOS que son personas que no tuvieron tiempo o no pudieron comer en casa, por eso comen fuera. Nunca mira usted a alguien que saliendo satisfecho de casa, haga una pausa en esos comedores improvisados, para hacerle entrada a una comida de calle. En otras palabras y como lo hemos dicho siempre: "Una persona sale a conseguir a la calle, lo que no tiene en casa". Se miraría como un loco, alguien que teniendo pan a gusto en casa saliera a comprar más pan. Se miraría mal que alguien que tiene la comida que le gusta en casa, saliera a comprar comida de dudosa precedencia. Ahora bien, en otro sentido de ideas, cuando una persona es infiel todas las miradas y todos los dedos lo señalan, pero, ¿conocemos el motivo? ¿será que toda la culpa es de él?. NO ESTAMOS SOLAPANDO NINGUN PECADO, pero nos inquieta la idea. Veamos un caso. Dios elegió un pueblo entre todos para amarlo y que lo amara. Lo saca de la esclavitud (del oprobio), y lo lleva a una tierra prometida (un lugar en donde tenía todo y de todo), pero éste no le da a Dios lo que Dios quiere. ¿Qué hace Dios?  Le pide, y le pide, y le pide, le advierte, le advierte, y le advierte al pueblo acerca de lo que NO ESTA DANDO. Ante la necedad, Dios simplemente: "SE BUSCA OTRO PUEBLO". Y llamaré PUEBLO MIO, AL QUE NO ERA MI PUEBLO.

Juan, el apóstol amado, aquél que se recostó en el pecho de su Señor nos escribe: "A LOS SUYOS VINO, PERO LOS SUYOS NO LE RECIBIERON". ¿Fué infiel Dios, o fue culpa del pueblo? NO, simplemente cuando alguien rompe un pacto, el otro no está obligado a cumplir su parte. Meditemos.

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