jueves, 10 de mayo de 2012

La clase religiosa.

Los fariseos, los saduceos, y los escribas, tres clases de personas que conformaban el "grupo religioso" en el pueblo judío. Eran especiales, eran clase aparte, eran la crema y nata del conocimiento en los asuntos de Dios. Eran ellos a quienes Dios había encomendado el trabajo de preparar al pueblo para su venida, a ellos les daba los secretos de su corazón para que se lo transmitieran al pueblo.

Pero ¿qué hicieron ellos?  Lejos de instruir al pueblo, lejos de preparar al pueblo, lejos de preparar la venida del Señor, cuando éste vino... fueron ellos los que por el "celo del conocimiento" y por el "acomodo" de vida que tenían, complotaron para matarlo. Fueron los religiosos los que "tomaron la decisión" de que el Cristo: Había de morir. Nada más y nada menos fue el Sumo Sacerdote quien lo decidió (Juan 11:49-51).   Hoy, el celo por el conocimiento, el acomodo de vida que llevan muchos de los líderes es otra vez un obstáculo para la venida del Señor. Hay un principio bíblico espiritual que no ha dejado de cumplirse desde que la humanidad puso su primer pie sobre la tierra: "El principio es igual al fin". Esto significa que todo suceso que aconteció antes, se va a repetir. Por dar algunos ejemplos: Hubo un pueblo escogido en la antiguedad de entre tantos pueblos perversos, hoy habrá un pueblo escogido entre tanta maldad que existe; hubo un pueblo esclavo por naciones impías como Egipto y Babilonia, hoy el mundo procurará tener cautivo a un pueblo santo y que ama a Dios; al principio la humanidad fue destruida por un diluvio universal, para el final de los tiempos el mundo está destinado para ser destruido por fuego (vea Isaías 66:16) en la primera venida del Señor quienes le quisieron eliminar fueron los religiosos y no los láicos, ahora en los postreros tiempos cuando el Señor venga serán los religiosos celosos de sus puestos, los líderes acomodados, y todas esas ovejas que engordan y engordan estudiando pero que no trabajan y no dan ejemplo, quienes complotarán contra el Cristo.

Qué bueno ser religioso, qué bueno leer la palabra de Dios, que bueno estudiarla... pero ¿Y la práctica? ¿Y el mandamiento de ir e instruir a otros?  ¿Y el ejmplo? ¿Y las obligaciones para con la familia, la congregación, y el mundo? Oremos, para que cuando el Cristo venga, seamos quienes preparan su venida y no quienes comploten contra él. Meditemos.

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