sábado, 19 de mayo de 2012

El Camino de Santidad.

Siempre lo hemos dicho y lo repetimos hoy, el hombre está continuamente en la bifurcación de dos caminos. Toda su vida el hombre tiene dos opciones. Si estudiamos o no estudiamos; si nos casamos o no nos casamos; si tomamos éste trabajo o el otro, etc.

En lo espiritual el hombre enfrenta la misma disyuntiva: Sigo a Dios y toooooda esa lista de no haga esto, no haga lo otro, no tome esto, no tome el otro; o, simplemente sigo el camino de mi voluntad y hago lo que quiero. El libre albedrío del hombre le hace tomar el camino que él mismo decide, lo que es un tanto diferente es el final de ambos caminos. Hemos visto a lo largo de la historia que los hombres que siguen sus propios caminos terminan mal, terminan en la ruina, terminan en una horca, o pegándose un tiro por la cobardía de su verguenza. Por el otro lado, vemos que todos los hombres que han tomado ese laaaargo camino de noes que el Señor aparentemente impone, terminan en los libros de la gloria humana y en el libro de la vida de Dios. En el libro de Isaías se nos exhorta a seguir el camino difícil, el camino del Señor. Allí se le conoce como "El Camino de la Santidad" (Isaías 35:8), lo dice de ésta forma: "El Camino de Santidad: El que anduviere en este camino, por TORPE que sea, NO SE EXTRAVIARÁ". (Si desea ver cómo es ese camino, vea el mensaje de ¿Quiénes verán la gloria de Dios?)

Por TORPE que sea, NO SE EXTRAVIARA. ¡Qué precioso concepto! Qué lindo el poder tomar un camino con un destino prefijado, y llegar a él sin extraviarse. Siempre nos ha impresionado la porción de la biblia que nos habla de la salida de Abraham a la tierra de Canaán en donde nos dice: "De Harán salieron, y salieron para ir a la tierra de Canaán; y a tierra de Canaán LLEGARON" (Génesis 12:5). El Camino de la Santidad, el que en él anduviere NO SE EXTRAVIARA, por TORPE que sea. Meditemos.

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