viernes, 25 de mayo de 2012

No es la suerte, no es el destino, es Jehová de los ejércitos.

Cada vez que sucede algo serio en la vida de una persona, de una familia, de una ciudad, o de una nación completa, todos empezamos a pensar en que, qué mala suerte tenemos; en que, es el factor destino; o, cualquier otra situación, pero nunca pensamos que lo que sucede es PARTE del plan de Dios para esa persona, familia, ciudad, o nación.

Cuando leemos o estudiamos las escrituras nos damos cuenta que NADA se la ha escapado de las manos a Dios NUNCA. Dios no se tomó de la cabeza el día que Adán y Eva pecaron, diciendo: Y ahora ¿ qué vamos a hacer?; Dios nunca se tomó de la cabeza el día que Abraham tomó a su esclava para engendrar un hijo, diciendo: Pero ¿cómo solucionamos éste problema?; Dios no se sorprendió jamás cuando el pueblo de Israel fue esclavo a Egipto por 400 años; nunca suspiró más de la cuenta cuando el pueblo de Israel estuvo cautivo 70 años en Babilonia. Dios nunca se sorprenderá de una pena, de una angustia, de una necesidad extrema que usted o nosotros tengamos. TODO está dentro de sus planes, él lo único que está haciendo es "templando" a su pueblo. En el libro de Isaías en el capítulo 45 y versos 5-7 leemos: "Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí...que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde se pone, que no hay más que yo...que formo la luz y creo las tinieblas, que HAGO la paz y CREO la adversidad. YO JEHOVA SOY EL QUE HAGO TODO ESTO".

En varias partes del libro de Isaías y en otros libros, Dios se ocupa de dejarnos un testimonio de que NADA sucede sin su consentimiento. Dios es el que nos da riqueza; Dios es quien nos da paz; Dios es quien nos permite las pruebas; Dios es quien nos mete en cautiverios; pero es porque él tiene un plan para nosotros. Un plan que lo más seguro es que hoy, no entendamos, pero lo entenderemos en su momento. Meditemos.

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