jueves, 22 de marzo de 2012

Tuya es la justicia, y nuesta la confusión de rostro.

El pueblo de Israel estaba disperso, muchos, la gran mayoría de los que quedaban tenían sobre sus cabezas el estigma: "el cautiverio". Jeremías lo había anunciado y encima había explicado con exagerados argumentos que duraría 70 años, para todos un tiempo eterno. Parecía que el Dios de Israel se había olvidado de su amado pueblo.

Hoy, algunos pasamos por viscitudes familiares, otros por económicas, otros de trabajo, otros de salud, otros de soledad, otros de incomprensión, etc. y lo que más pesa, es que estamos hablando de gentes que somos parte del amado pueblo de Dios. Nos pasa hoy en día, literalmente, lo que la expresión de Daniel decía en el capítulo 9 y verso 7 antes del inicio del cautiverio: "Tuya es, Señor la justicia, y nuestra la CONFUSION de rostro". Simple y sencillamente NO ENTENDEMOS lo que nos está sucediendo. ¿Por qué Señor? ¿Por qué a mí? ¿Qué hice mal Señor? ¿Qué quieres o qué pretendes de mí Señor? ¿Cuándo terminará éste cautiverio Señor? Esas parecieran ser las expresiones de dolor, de llanto, de clamor a nuestro Dios. ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para qué? son preguntas lógicas que nos hacemos, y las respuestas vendrán porque el corazón de nuestro Dios, lejos de aniquilarnos, lejos de destruirnos, lo que quiere es formar carácter en nosotros.

Lo que Dios está haciendo es SELECCIONANDO a sus guerreros. Lo hemos explicado en otros mensajes: NINGUN EJERCITO DE ELITE HA SIDO ENTRENADO ENTRE PAÑOS Y TAFETANES. Todos han sido pulidos; exprimidos; metidos en lo profundo de la selva sin armas; preparados al calor del día; expuestos aún a la muerte misma. Por eso son un ejército de élite... los otros son soldaditos rasos. Meditemos.

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