miércoles, 21 de marzo de 2012

Porque no entendemos.

Mucho de lo que nos sucede cada día simplemente no lo entendemos. No entendemos el por qué la fila en donde hacemos cola en la carretera, es la que no se mueve; no entendemos por qué cuando llegamos al banco, el cajero frente a nosotros pone un rótulo que dice: pase a la siguiente ventanilla. No entendemos el por qué habiendo doce o quince personas en la fila en la que estamos, sólo a nosotros todos los que la van a cruzarla nos dicen: disculpe, y pasan en medio nuestro.

Pero todo, aún y cuando, son situaciones materiales tienen lecciones espirituales que necesitamos aprender. Es el Señor quien nos permite pasar todas esas situaciones para que nuestro carácter se vaya formando. Pero algo debe animarnos, no somos los únicos y mucho menos los primeros que no entendemos lo que nos sucede. En la antiguedad vemos cómo a Daniel el Señor le da un sueño acerca del final de los tiempos, se lo manda explicar, lo deja por escrito, y en el capítulo 8 y verso 27 Daniel nos dice: "pero estaba espantado a causa de la visión, y no la entendía". Vemos en el Nuevo Testamento cómo 12 personas caminan con Jesús durante 3 años y 1/2; lo miran caminar sobre las aguas; lo miran multiplicar la comida; lo miran convertir agua en vino; lo miran resucitar muertos... y no entendieron lo que vieron, prueba de ello son los dos discípulos camino a Emaús (Lucas 24:13 en adelante).

No nos extrañe entonces, que nosotros con menos demostraciones, con menos explicaciones, con menos revelación no entendamos lo que nos sucede, pero, lo que sí tenemos que saber es que si Dios permite todos esos acontecimientos en nosotros, es por una razón específica y además buena. Meditemos.

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