viernes, 28 de septiembre de 2012

Una profecía de hace 4,000 años.

Dice la escritura que "Dios no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta" (Números 23:19). Y, hace alrededor de 4,250 años Dios le dió una profecía a Moisés para que se la comentara a su pueblo israel.

Esa profecía decía: "Aún cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá Jehová tu Dios, y de allá te romará; y te hará volver Jehova tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será suya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres" (Deuteronomio 30:4-5). El pueblo de Israel fue esclavo en Egipto; fue Cautivo en Babilonia; y fue disperso por todo el mundo y sus confines en tiempos del Imperio Romano. A esa dispersión que causó el Imperio Romano se refería ésta profecía. Y, a finales del siglo 19 inició un movimiento que fue denominado "sionismo", cuyo fin era alcanzar en el contorno de las naciones, el apoyo para que la tierra de Canaán que fuera quitada al pueblo de Israel pero que le había prometido Dios, le fuera devuelta nuevamente al pueblo de Israel. Dicho movimiento llegó al éxito de su misión en la Asamblea General del día 29 de noviembre de 1947, cuando la Organización de Naciones Unidas, aprobó en su asamblea número 49: "Que Israel era una nación". El 14 de mayo de 1948 la tierra física al fin le fue entregada a Israel. Y en junio de 1967 en la guerra de los 6 días, los israelitas recuperaon el muro de los lamentos y sus lugares sagrados para nunca más perderlos, pues Dios cumple lo que promete. 

Desde entonces todas las naciones árabes han tratado de aniquilar al pueblo de Israel. Hoy mismo, vemos en el panorama mundial que la nación árabe musulmana de Irán, antigua Persia, está tratando de aniquilar al pueblo de Israel. NO LO VAN A LOGRAR. La promesa de Dios para Israel es que NO serán removidos, y es más, cuando parezca que todas las naciones están en contra de Israel, y que por ello, su final está cercano, Dios mismo batallará por y para ellos (Zacarías 14:1-4). Oremos por el pueblo de Israel. Meditemos.

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