miércoles, 12 de septiembre de 2012

Los milagros.

Según las escrituras vemos que un milagro es una señal extraordinaria, una manifestación fuera de lo normal, algo que no sucede todos los días, o, que aún sucediendo no la puede realizar cualquier persona. Por ejemplo de ésto último podemos decir que, cada luz de amanecer es un milagro pero como sucede todos los días no le damos la importancia que se merece.

Sin embargo hay acontecimientos que nosotros sí vemos como milagros porque no suceden todos los días, o al menos, si suceden nosotros no nos enteramos. Por ejemplo, supimos de una pareja que habiéndo luchado con las armas que Dios da, no con las del hombre, no podían tener hijos, pero, luego de mucha oración y de haber recibido una profecía recibieron la bendición de poder engendrar una criatura. Ese es un milagro. Ahora bien, lo importante con los milagros por supuesto, aparte de que qué maravilloso que sucedan debiera de ser el "cambio" que implicaría no sólo en quien lo recibe sino en quienes los rodeamos. Cuando nosotros vemos en las escrituras que por un milagro, Pablo es tirado de su montura, se queda ciego, recibe una palabra, esa palabra se cumple en su totalidad y luego vemos su cambio de vida, entonces decimos "los milagros debiéran de cambiarnos la vida y radicalmente". El problema es que, el corazón humano es muy duro y en ocasiones escuchamos los milagros, en ocasiones hasta tenemos el privilegio de verlos, pero no cambiamos. ¡Qué lamentable! ¡Qué desperdicio! En una ocasión Jesús dijo: "¡Ay de tí Corazín! ¡Ay de tí Betsaida! porque si en  Tiro y Sidón se hubieran hecho éstos milagros, hace tiempo que se hubieran convertido (Mateo 11:21).

¿Hemos visto milagros y no nos hemos convertido? ¿Hemos visto milagros y seguimos siendo los mismos iracundos, despreocupados, arrogantes, vanidosos, desordenados que éramos, y nos seguimos diciendo convertidos? Los milagrso existen hoy como lo existieron hace dos mil años cuando Jesús estuvo sobre la faz de la tierra. Pero ¿Nos cambian la vida como se las cambió a ellos? Meditemos.

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