sábado, 15 de septiembre de 2012

Uso y abuso de la Ley (Parte 1).

Muchos nuevos creyentes no tienen el discernimiento entre qué es vivir bajo la "Ley" y qué es vivir bajo la "Gracia". Vivir bajo la Ley es seguir tratando de cumplir los estatutos de la "Ley de Moisés", pero no sólo bajo los 10 mandamientos, sino bajo las 613 leyes que contenía la Ley de Moisés. Y, vivir bajo la gracia, es vivir cumpliendo los mandamientos que Jesús nos dió bajo la "Gracia del Espíritu Santo". Así de simple.

Otro punto importante es que muchos confunden la "Ley de Moisés", que comprende los primeros cinco libros del Antiguo Testamento, con que todos los libros del Antiguo Testamento son la ley. No. Repetimos, son sólo los primeros cinco libros que conocemos con el nombre de Pentateuco (penta= cinco; teuco= libros o escritos). Ahora bien, el problema es que cuando Jesús estuvo sobre la tierra dijo que lo antiguo (la Ley de Moisés) quedaba caduco o cancelado (hablando del Pentateuco), y que, de ahora en adelante se viviría bajo la "gracia del Espíritu Santo" (Hebreos 8:13). Preguntamos entonces ¿Cuánto de la Ley anuló Jesús? ¿Anulo parte o toda la ley? ¿Si anuló el Pentateuco, anuló todo lo que está en el Pentateuco o sólo una parte? Respuesta: TODO. Pero lastimosamente el hombre siempre que mete las manos en algo, lo arruina. Y en los asuntos de Dios no ha sido la excepción. Casi todos los pastores, líderes, o directivos de las congregaciones ANULAN casi toda la ley, situación que es NO correcta, pues Jesús anuló TODA la ley. Nos explicamos con un primer ejemplo. Cada vez que alguien se va a casar con un divorciado o divorciada, luego sacan a relucir la Ley de Moisés, y ponen reparos, sin analizar el caso como lo hizo Jesús.

Jesús dijo que el divorcio NO era posible SALVO en un sólo caso. Cuando hay "fornicación" de por medio (vea Mateo 5:32). La palabra "fornicación" es muy extensa en el hebreo pues implica éstas situaciones: Adulterio, fornicación, homosexualidad, lesbianismo, zoofilia (sexo con animales), y hasta idolatría. Preguntamos entonces ¿Quién está en lo correcto, Jesús o un líder cuyos propósitos son oscuros? ¿La ley quedó caduca toda, o sólo una parte? Meditemos.

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