viernes, 7 de septiembre de 2012

Las promesas de Dios.

Inmediatamente después del Diluvio Universal, Dios le dice a Noé: "Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne CON AGUAS de diluvio, ni habrá más DILUVIO para destruir la tierra" (Génesis 9:11).

Si esa fue una promesa de Dios para con Noé, y Dios siempre cumple sus promesas entonces preguntamos ¿Por qué razón toda la gente habla de un fín del mundo? ¿Por qué cuando los cielos derraman grandes cantidades de agua, la gente teme otra tragedia de esa magnitud? La razón es muy sencilla. Lo que Dios prometió fue: No volver a destruir la tierra CON AGUA. Pero no prometió no volverla a destruir. En Isaías 66:15 y 16 leemos: "Porque he aquí Jehová vendrá CON FUEGO, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor. Porque Jehová juzgará CON FUEGO y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados". La "teoría" de los ecologistas de que la tierra se está calentando y que los mares se agrandarán e inundarán la tierra nuevamente ES FALSA. Primero, lo que Dios traerá inmediatamente no es el fin del mundo, lo que Dios traerá será un cambio de era, una nueva dispensación para el hombre. Esta nueva era o dispensación el Señor la denominó: El reino milenial de Cristo. Y segundo, las naciones serán juzgadas CON FUEGO no con agua. Miremos lo que nos dice Apocalipsis para el tiempo de los juicios a las naciones: "Id derramad sobre LA TIERRA las siete copas de la ira de Dios" (Apocalipsis 16:1). "Y el cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado QUEMAR a los hombres con fuego" (Apocalipsis 16:8).

Lo que los ecologístas nos advierten de que la tierra se está calentando es "verdad". Lo que los ecologistas dicen que ese calentamiento derretirá los polos y la tierra se inundará es "mentira". La tierra será destruida por Dios, pero no ahora. Lo que ahora se acerca es la destrucción de una humanidad impía, una humanidad materialista, una humanidad egoísta, una humanidad idólatra de sí misma y de ídolos. Y cuando esa humanidad haya desaparecido de la faz de la tierra, entonces el Señor repoblará el mundo con gente que lo ame, que lo siga, que lo venere sólo a él, y donde él por supuesto, será el Rey. Meditemos.

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