lunes, 24 de septiembre de 2012

Los estorbos siempre son quitados.

Hace aproximadamente un año el Señor nos llevó a escribir de éste tema, pero hemos sentido fuertemente volver a mencionarlo, pues estamos en tiempos espiritualmente muy dificiles y tenemos, como soldados de Cristo que somos, ser preparados cada uno en lo individual, y, quien no se someta a los tratos del Señor será eliminado de la lista de acción.

En la escritura vemos muy claramente lo que sucede con quienes son un estorbo en los planes del Señor. El ejemplo más claro y el que siempre predicamos es del "insensato", que por cierto eso significa su nombre, Nabal, el esposo de Abigaíl. Nos narra el libro de 1era. Samuel en su capítulo 25, que David cuidaba en tiempos difíciles las propiedades de Nabal pero cuando David necesitó un favor de Nabal, éste se opuso y no reconoció ninguno de los favores a David. Siendo así, David iba dispuesto a quitarle la vida a Nabal cuando la esposa de éste, Abigaíl, se adelantó a los planes de David y llevándole comida para él y sus soldados calmó su enojo y salvó a Nabal. Más tarde vemos que es Dios quien enferma a Nabal y lo quita de en medio cortándole la vida. También más tarde vemos la recompensa para Abigaíl por ser intercesora y portadora de la paz, llegó a ser la esposa del Rey David. Otro caso elocuente es el de Herodes, éste era un estorbo para el ministerio de Jesús, por eso Dios le dice a José que esconda al niño en Egipto, lugar a donde José lo lleva con María y de donde lo trae otra vez a Jerusalén "hasta que", Herodes había muerto (vea Mateo 2:13-15).

Nosotros podemos llegar a ser "estorbos" en la vida espiritual de alguien. Podemos, pero no debemos. Ojalá si ese estorbo fuera para evitar que alguien se meta en problemas espirituales sería bueno, pero, si nuestra intervención es para ocasionar un mal espiritual a otros, cuidado. Dios ha demostrado que siempre ha quitado los estorbos. No seamos nosotros uno de ellos. Meditemos.

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