jueves, 27 de septiembre de 2012

No es bueno...

Casi todos los movimientos del hombre durante su vida son llevados por los sentimientos. Si de muchos de nosotros dependiera, no habría pobres sobre el planeta; pero a Dios en su diseño del Plan Divino le complació que hubieran pobres. Si de muchos de nosotros dependiera no hubiera enfermos en ésta vida, pero en el Plan Divino a Dios le complació que hubiera. Y, al decir le complació, no estamos implicando "gozo, alegría" sino simplemente que fue "su" voluntad soberana.

¿Por qué lo permitió? Porque tiene propósitos. Si ninguno tuviera necesidades, entonces, ¿cómo íbamos a practicar nuestra caridad? Si todos estuviéramos sanos ¿cómo íbamos a practicar la hospitalidad?. Pero, volviendo al tema de los sentimientos, lo que queremos enfocar es lo siguiente: "Dios, los ejemplos anteriores lo demuestran, no se mueve por los sentimientos sino por un plan bien elaborado y con un propósito específico". Lo vemos por ejemplo en el libro de los Hechos de los Apóstoles, cuando hubo murmuración entre los nuevos creyentes que eran griegos y que reclamaban que por no ser judíos no les daban las mismas porciones. Entonces los 12 discípulos convocaron a una reunión para elegir a los "diáconos" para que se dedicaran a "esa" tarea. ¿Por qué lo hicieron? La razón la dieron ellos mismos: "no es bueno, no es agradable, no complace" (verbo: Arestos) a los ojos de Dios que DEJEMOS la oración y la palabra de Dios para servir" (Hechos 6:1-3). Los apóstoles no permitieron la injusticia pero tampoco, por "sentimientos", dejaron la labor para la que habían sido encomendados.

Hoy, nosotros debemos de estar en las "tareas o ministerios" que el Señor nos puso, traspasar esos límites es actuar con los "sentimientos", y, en determinado momento podemos no agradar a Dios, y por supuesto, difícilmente tendremos su respaldo. Pidámosle a Dios que nos indique cuál es nuestro ministerio y tratemos de desarrollarnos en él. Meditemos.

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