jueves, 13 de septiembre de 2012

A quien él quiere.

Muchas veces hemos discutido con creyentes y con no creyentes, el hecho de que la soberanía de Dios nos vuelve como piezas de ajedréz que él mueve a conveniencia y según sus planes. ¿Por qué hay algunos que nacieron ricos y otros que nacieron pobres? ¿Por qué muchos nacimos sanos y otros nacieron enfermos? ¿Por qué unos nacimos hombres y las otras nacieron mujeres?

Todas esas y otras preguntas que nos pudiéramos hacer, solamente tienen respuesta si nosotros aceptamos que Dios es omnipotente (que todo lo puede hacer), y soberano (que nadie le dice qué hacer). El Salmo 24:1 nos dice: "De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan". Preguntamos nosotros ¿Qué dueño de algo, no puede hacer lo que se le antoje con ese algo? ¿Si él es el dueño del mundo y de los habitantes que lo moramos? ¿Qué le impide repartilo como a él le guste? ¿Quiénes somos nosotros para cuestionarlo?  Vemos la soberanía de Dios en detalles en la escritura. ¿Qué de bueno hizo Pablo, para que Dios lo esccogiera como uno de los bastiones del evangelio? ¿Acaso no fue Pablo un asesino? ¿Cómo se nos hubiera ocurrido a nosotros escoger para llevar el evangelio a otras naciones a una persona que perseguía y mataba a quienes se decían seguir el evangelio? En otro sentido, ¿Por qué Nuestro Señor Jesucristo ni siquiera le responde una sola pregunta a Herodes, cuando Herodes había construido un templo para su pueblo? ¿Sabía usted que el templo que Herodes había construido, era más grande y más fastuoso que el que construyó Salomón 900 años antes? Entonces ¿Cómo Jesús no complace a Herodes con una "señal" que era lo que Herodes quería ver, y ni siquiera le dirije la palabra? (vea Lucas 23:8-9).

Dios le da, le concede, se brinda a quien él quiere, no al que quiere. Sin embargo la escritura nos da ejemplos de personas que por suplicar y suplicar reciben. Hagamos eso, pidamos, supliquemos, intercedamos, agrademos el corazón de Dios, y entonces seremos de esos a quienes Dios les habla y les responde. Meditemos.

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