viernes, 8 de junio de 2012

No hay paz para los impíos.

Debido al mundo que nos rodea y a la vida tan dura que estamos viviendo en el sentido material, con millares de personas sin empleo; muchas empresas tecnificando sus trabajos y eliminando personal; muchas empresas forzando a sus empleados a tomar una jubilación temprana, pero especialmente el hundimiento de los gobiernos por tanta corrupción impune, es muy fácil pensar en tomar caminos equivocados para poder sobrevivir.

La biblia, mandada a escribir por órden divina, nos enseña que: "el impío, podrá tener los recursos que muchos de nosotros no sólo quisiéramos sino también necesitamos, pero no tendrá la paz que nosotros tenemos al confiar en Dios" (Isaías 57:21). Dios nos exhorta a confiar en él, él sabe cuánto, cuándo, y por qué nos da. Nosotros en el momento quizás por la ceguera de la pena no lo entendemos, sentimos que lo que recibimos es escaso o nulo, pues en cuanto recibimos algo de dinero tan sólo lo vemos pasar, y, lamentablemente ya vimos que éste mundo se mueve por el comercio y el dinero. Ahora para acabarnos de arrinconar con las deudas y las dependencias económicas han globalizado el mercado y el comercio. Es muy fácil así el ser dependientes directos o indirectos de las grandes corporaciones; de los bancos; de la industria, especialmente de la alimenticia, que también con mucha facilidad podemos llegar a pensar en negocios fáciles pero ilícitos.

Dios nos exhorta a que le sigamos, a que confiemos en él, a que esperemos en él. En momentos de crisis (nuestros desiertos) es cuando conocemos o conoceremos a Dios. En el desierto (en la crisis), el pueblo de Israel vió salir agua de una roca. En el desierto (en la crisis), el pueblo de Israel vio caer maná del cielo. En el desierto (en la crisis), fue cuando Dios se le hizo palpable a su pueblo. Confiemos y esperemos que en nuestro desierto, en las crisis, es cuando nosotros conoceremos a nuestro Dios y nos dará paz. En el desierto (en la crisis), muchos del pueblo de Israel no confiaron en Dios y no solamente no le conocieron sino hasta perdieron la vida. Meditemos.

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