miércoles, 20 de junio de 2012

El juicio a las naciones (Parte III).

En los últimos dos días hemos estado viendo por medio del libro de Jeremías, el por qué Dios juzgó y juzgará a las naciones en su momento, y, hemos iniciado a ver también que los pecados o las faltas que aquejaron a esos pueblos son exactamente las dolencias que tenemos nosotros como personas.

EL JUICIO CONTRA MOAB (Primeramente recordemos que los Moabitas eran un pueblo nacido de incesto, pues fue una de las tribus que nació a raíz de una de la relación sexual entre Lot y su hija mayor, por perversidad de ésta Génesis 19:32 y 33). Dios juzgó a Moab según nos dice Jeremías 48:29 y 30 porque: "Tenía soberbia, era arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón... y por si ésto fuera poco, aún tenía cólera ". ¿Recuerda usted quien fue destituido de su gran cargo por esos pecados? Exacto, Luzbel, quien se conviertiera más tarde en satanás, la serpiente antigua, el enemigo número uno de Dios (Apocalipsis 20:2). Este es aquél a quien Dios profetizó y prometió meter al lago de fuego y azufre por los siglos de los siglos.  Y, por tener esos mismos pecados el pueblo de Moab, le profetizó: "Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque se engrandeció contra Jehová" (Jeremías 48:42) lo cual sucedió en tiempos de Nabucodonosor. EL JUICIO CONTRA AMON (recordemos que el pueblo Amonita era el otro pueblo descendiente de Lot, sólo que éste vino por la relación sexual entre Lot y su hija menor (Génesis 19:37-38). Según nos dice Jeremías en 49:4: "Porque se confió en sus tesoros y se pregunta orgullosa ¿quién vendrá contra mí?".

¿Qué significa eso en nuestras vidas?  Es cuando estamos tranquilos, que todo nos sale bien, que tenemos estabilidad emocional, estabilidad económica, que no tenemos enemigos, que tenemos paz... pero, que creemos que eso es por "nuestro" esfuerzo, por "nuestra" capacidad, y que nada ni nadie nos hará perder esa situación. Cuando nos pavoneamos delante de todos diciendo lo MUCHO que hemos logrado por "nuestro" esfuerzo, olvidándonos que es Dios quien da y quien quita (es exactamente lo que Job les responde a sus amigos en Job 12, desde el verso 13 al 25). Meditemos.

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