Hemos predicado de esto en el pasado, pero creemos que nuevamente es la hora de tocar el tema. El hombre se desvela pensando en el mañana y madruga pensando en el hoy, y todo para qué, para que quien venga tras de sí tenga una vida más placentera que la que uno tuvo.
Si esa persona se da cuenta hoy o no, si se dará cuenta mañana o no de esa lucha, no lo sabemos. El hombre más sabio que ha existido después de Jesucristo, Salomón, escribió en Eclesiastés: "Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu" (1:14). ¿Para qué se afana el hombre? Todos, especialmente en el medio latino, nos desvelamos por nuestras familias; en lugares como los Estados Unidos Americanos y Europa, la gente se desvela por y para sí misma. Pero sea lo uno o sea lo otro, dice Salomón que todo es vanidad y aflicción de espíritu. Si no se tiene porque ¿cómo han de llenarse las necesidades?; y si se tiene demasiado ¿cómo librarse de los que quieren a la fuerza o con astucia, lo que tanto nos ha costado? Como vemos, tanto lo uno como lo otro son vanidad y aflicción de espíritu.
No os angustiés por nada dijo Jesucristo ¿acaso mi Padre que está en los cielos no cuida aún de las flores del campo y de los animalitos? Fe, es vivir por lo que no vemos, no por lo que vemos. El creyente, teniendo o no teniendo recursos, tiene forzosamente, que vivir por fe ¿cómo seremos testimonios si no es así? Meditemos.
wow!!! que revelación!!!
ResponderEliminarDios lo bendiga en abundancia, ciertamente siempre estamos preocupado por el mañana.
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