jueves, 23 de febrero de 2012

¡Si el justo con dificultad se salva!

El apóstol Pedro, en su primera epístola les escribe a todos aquellos judíos que por las persecusiones causadas por haber dejado la religión judía, hubieron de escapar exiliados al Ponto, a Galacia, a Capadocia, a Asia, y a Bitinia. Lo que nos dice que no eran pocos los expatriados (1era. Pedro 1:1).

Les dice: "Vosotros ELEGIDOS (Ecklectos: sacados fuera, creyentes llamados o escogidos por Dios); según la presciencia (Prognosis: un prearreglo, una previsión, una premeditación de Dios) para ser rociados con la sangre de Jesucristo (1era. Pedro 1:2). Luego sigue exhortándolos a que, debido a ese privilegio por el cual no hicieron absolutamente nada, sean santos (verso 15) y vivan con temor todo el tiempo de su peregrinación por ésta vida. Pero, lo que más impacta de ésta epístola, al menos en lo personal lo decimos, es el verso 18 del capítulo 4: "Si el justo (Dikaios: los rectos, los que obserban la ley, los virtuosos, los que guardan los mandamientos) con dificultad se salvan (Sozo: son rescatados o preservados de la muerte y de la destrucción); entonces ¿qué acontecerá al impío y al pecador?

Durante toda la escritura, durante toda la humanidad, hemos visto a Dios SELECCIONANDO a una persona, a un pueblo, o a un grupo de personas sin que entendamos el por qué. Pero Pedro nos dice, que es según un prearreglo, una previsión, una premeditación de su parte. Siendo Dios soberano, preguntamos ¿Quién es aquél que se atreve a cuestionar a Dios? Meditemos.

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