miércoles, 22 de febrero de 2012

Niños y Maestros.

Santigago, quien también es conocido como Jacobo, el hermano de carne de Nuestro Señor Jesucristo (véase Mateo 13:55 en donde se mencionan los 4 hermanos de Jesús, y sus al menos 2 hermanas); nos exhorta a que NO MUCHOS nos hagamos maestros (Didaskalos: Master, Maestros, Doctores) de la Palabra de Dios.

Todo ser humano que haya vivido en cualquier época de la historia de la humanidad, ha tenido algún grado de responsabilidad en su caminata. Se tienen responsabilidades como niños, como adolescentes, y ya no digamos como adultos. Se tienen responsabilidades en lo material, en lo laboral, en lo familiar, en lo secular, pero sobre todo en lo espiritual. El escritor de Hebreos (que hasta el día de hoy permanece en el anonimato) les llama la atención a los muchos creyentes a quienes se dirige, acerca de que llevando ya mucho tiempo en la Palabra de Dios, seguían siendo niños (porque no entendían lo elemental, que Jesús era un sacerdote más alto y más sublime que Melquisedec), y que por lo tanto eran como niños espirituales, y por eso mismo, no les podía hablar con temas más profundos. Por otro lado, tenemos como ya se mencionó a un Santiago, que nos exhorta a que no nos hagamos maestros de la Palabra muchos de nosotros.La responsabilidad de ir por delante de algunos como maestro de la Palabra de Dios, es muy grande y por lo tanto no se debe ni se puede hacer a la ligera.

No se trata de alcanzar notoriedad, no se trata de sentirse parte de la élite de Dios, no se trata de alcanzar un medio de vida (mucho menos esto), se trata de guiar a otros que están iniciando su carrera espiritual en la verdad, en la doctrina pura, llevarlos sin interéres ocultos, llevarlos con un amor fraternal no fingido. Meditemos.

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