jueves, 19 de abril de 2012

Lo que no dice pero está implicado en la Biblia.

Si en una reunión usted menciona el famoso pasaje de "las bienaventuranzas" (Mateo 5). Todos, creyentes y no creyentes, devotos y no devotos, sabrán de lo que se está hablando. Pues en ese famoso sermón del monte, Cristo cambió las normas para juzgar el pecado.

Ciertamente Cristo habló allí de adulterio; de rabia; de enojo; del repudio; del juramento en vano; de entregar la otra mejilla; etc. Pero, hemos de acotar que aún y cuando no lo mencionó directamente, también nos estaba indicando que hay otros pecados que también conllevan juicio cuando dijo: "Sed imitadores de mí, como yo lo soy del Padre que está en los cielos". Así que, cuando no somos puntuales, también pecamos porque le estamos "robando" su tiempo a otros; cuando no cumplimos un pacto, también estamos pecando pues le estamos mintiendo a otro o a otros; cuando somos indisciplinados, también estamos pecando porque estamos estorbando a otros la vida. Cuando pedimos y pedimos pero nunca le damos a otros nada, también pecamos pues el mensaje que les mandamos es: "yo valgo, ustedes no". Algo que debiéra motivarnos a todos los que nos decimos "creyentes" es el hecho de buscar el bien común no solamente el bien personal. Cuando leemos cómo se inició la "iglesia de Jesucristo", cualquiera que no vaya a Hechos 2:42 y 45 a verla, estará viendo y viviendo "otra" iglesia.

La iglesia no son los ladrillos que forman el edificio, los ladrillos que forman el templo de Dios se llaman: "seres humanos", y ellos fueron la prioridad en la iglesia primitiva... y ellos, debieran ser la prioridad en la que se "supone" es la iglesia del fin. Meditemos.

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